La fecha de ayer fue el 3 de abril de 2021. En los valores numéricos taquigráficas, eran cuatro – tres – dos – uno… ¿Qué viene a continuación? No, no estoy tratando de ser un creyente del día del juicio final. Pero sí sé y creo que este mundo como lo sabemos está llegando a su fin. Está llegando a su fin debido a Cristo nuestro Rey, nuestro Señor resucitado, nuestro Salvador. El que ha conquistado la muerte y la tumba. El creador la fiesta que venimos a celebrar como Pascua.
Permítanme contarles una pequeña historia de algo que sucedió poco después de que los comunistas asumieran el control en Rusia. Había un hombre que tenía una reputación de ser un evangelista ardiente para el comunismo. Acababa de terminar de dar lo que pensaba que era una charla infalible a favor del comunismo y el ateísmo.
Tenía una gran multitud delante de él. Y cuando terminó su charla, invitó a cualquiera a tratar de refutarlo. Bueno, un sacerdote ortodoxo se acercó al escenario. Este hombre comunista miró al sacerdote y dijo: “¡no te lleves demasiado tiempo!”
El sacerdote dijo muy silenciosamente al hombre: “Oh, no tomaré mucho tiempo”. Luego, al ir al micrófono, levantó las manos y gritó en el micrófono: “¡Cristo ha resucitado!” Y toda la multitud respondió: “¡ha resucitado de verdad!”
En nuestros días hay muchas personas que quieren desestimar las afirmaciones de Cristo resucitados en gloria. Son personas que no han permitido que el amor de Cristo toque sus corazones. Son personas que caminan en una oscuridad que ni siquiera se reconocen a sí mismas. Son mucho para ser compadecidos. Hay otros que permanecen en un crepúsculo no comprometiéndose con Cristo, sino admitiendo algo en su vida de cierto reconocimiento de la fe en un Dios que de alguna manera está distante.
Sabemos y declaramos clara y enérgicamente: ¡Dios ha resucitado! ¡esto no es un juego o una fantasía! ¡esta es la realidad que ha derribado las fortalezas de la muerte y la tumba! ¡esta es la gloria de nuestro Dios! Esta es nuestra proclamación de Pascua: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡ha resucitado! ¡Cristo ha resucitado! ¡y él nos ha llevado a través de la muerte del bautismo a la resurrección de la vida!
¡Que el mundo se cite a un final – cuarto – tres – dos – uno! Conocemos la vida de nuestro Salvador y lo veremos cara a cara en la gloria del cielo y para la gloria y alabanza de Dios el Padre. Esta es nuestra proclamación de Pascua: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡ha resucitado! ¡Cristo ha resucitado! Amén.