Por ahora, todos hemos lavado las cenizas del miércoles, y estamos en los rituales personales de Cuaresma que hemos elegido para este año. Así que la Iglesia nos recuerda este lavado en las tres lecturas. La explicación más clara de ella viene de nuestra lectura del primer San Pedro.
Las aguas del bautismo corresponden a las aguas del diluvio en el tiempo de Noé. Somos lavados limpios, como dice Pedro, no de inmundicia que se puede ver en el cuerpo, sino del problema del pecado. Dios hizo un nuevo convenio con Noé y toda la creación, y lo selló con su propia arma. El nuevo convenio de Jesús comienza en nuestros propios bautismos dentro de cada uno de nosotros. Se convierte en un convenio individual, así como en un convenio universal. Es la elección de Dios adoptarnos como sus propios hijos. Es la plenitud de la iglesia, la novia de Cristo.
Antes de nuestro bautismo, somos sólo seres humanos. Pero después de nuestro bautismo, nos convertimos en seres sagrados. Nos volvimos mucho más que seres humanos, nos volvimos capaces de abrazar, y ser abrazados por el poderoso amor de Dios.
Cada Sacramento, en su corazón, tiene un milagro. El bautismo obra un milagro …read more

Source:: Fr. Frank Jindra’s Homily Podcasts